Deus Dixit

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     Conversación con otro de mis dioses (soy politeísta) al ver que adoro también a otros:

     Perdóname, o todo poderoso, pero participo en otra secta muy muy extraña liderada por un personaje también muy carismático y extraño.

     No te culpo. Si yo mismo no tuviese un Dios a quien adorar, también me apuntaría a esta secta. Lamentablemente, cada vez que me miro al espejo recuerdo a quien pertenece mi alma inmortal, a mi mismo. Loado sea yo por los eones de los eones. De cualquier forma, ser acólito de mi religión tiene más ventajas: el suicidio no es obligatorio (sólo opcional y bajo mi real gana) y sólo yo puedo ser objeto del placer de las féminas. Todo hombre o ente de sexo indefinido al que dignifique dejandole que me adore, deberá amputarse los genitales y tragárselos (o en su defecto, dárselos de comer a los gatos callejeros), tras lo cual se unirá a mi coro de todopoderosos eunucos que, mediante la fusión de sus voces aflautadas, exterminarán la mayor plaga que asola nuestro mundo (quise decir MI mundo): las nunca suficientemente odiadas ni inmerecidamente torturadas palomas, cuyos timpanos estallarán para mayor gloria de mi nombre, que es el de vuestro Dios.

     Deus dixit.